- Ten paciencia. Nunca efectúes una limpieza ácida sobre revestimientos o pavimentos recién colocados, ya que el ácido reacciona con el cemento no fraguado, pudiendo deteriorar las juntas.
- Olvida la escoba. Para barrer un suelo de gres porcelánico no se recomienda usar escoba, ya que podría rayar la superficie. Emplea en su lugar una mopa con la que vayas arrastrando la suciedad en pocas pasadas.
- El producto ideal para usar en estos suelos es el jabón neutro mezclado con agua caliente. Bastará con un taponcito por cubo. La razón es que debemos intentar que el producto sea lo menos jabonoso posible, para que no deje residuo visible sobre la baldosa al secarse. Para evitar estas marcas, los suelos porcelánicos se suelen fregar también solo con agua caliente. (Si decidimos usar un producto neutro, debemos dar una segunda pasada con la fregona y agua, a modo de aclarado. Solo así conseguiremos eliminar los residuos del producto)
- El suelo porcelánico es un tipo de superficie poco porosa y por lo tanto absorbe poco la humedad durante el fregado. Por ello hemos de pasar la fregona siempre lo mejor escurrida posible. De lo contrario, con toda seguridad quedará el rastro del agua marcado en el suelo cuando se seque.
- ¿Cómo podemos seguir con su brillo original? Tenemos el truco. Podemos dar una segunda pasada con la mopa ligeramente húmeda, forrada con un trapo para sacar brillo.
- Y por último… Si el suelo requiere una limpieza más profunda porque hay acumulación de manchas, lo recomendable es emplear poca cantidad de algún producto específico para suelos porcelánicos. Este tipo de limpiezas deben hacerse de forma puntual y solo cuando la superficie lo requiera, ya que estos productos no son recomendados para su mantenimiento habitual.
